La deliciosa historia del último habitante de la Tierra

Hola, habitacioneros. Hoy actualizo el blog para hablaros sobre otra película (Se nota que la economía está mejor en casa, ¿eh?).

Se trata de Wall-e. Otra de las delicias de Pixar. A este paso les voy a levantar un monumento.




No contentos con haber creado historias como Buscando a Nemo, Monstruos S.A. y Ratatouille, estos creadores de vida digital se han sacado un nuevo as de la manga con Wall-e, un pequeño robot perteneciente al batallón de limpieza que han tenido que crear los humanos, debido a que se han aprovechado tanto de la Tierra que ya hay en ella casi más basura que superficie. El último robot que queda, el robot que olvidamos apagar antes de abandonar nuestro planeta...

No quiero desvelar nada sobre la trama, aunque me gustaría explicaros aquí las sensaciones que me hizo experimentar la película, que a pesar de pasar la primera hora sin diálogos, es tan sesibilizadora, que si yo misma la hubiese visto desde esa estación espacial en la que huyen los humanos de esa Tierra que han dejado inundada de basura, explotada hasta la saciedad, anegada de malos propósitos, hubiese bajado a ella a ayudar a Wall-e en su tarea.

Os la recommiendo a todos. A todos menos a los niños. En serio, les aburrirá, porque no sólo está el hecho ya mencionado de que no tenga diálogos hasta pasada la primera hora de metraje, sino que el mensaje que difunde es tan enternecedor y complicado a la vez que ningún niño será capaz de entenderla.

Para todos los demás, para aquellos que sean capaces de sentir amor, para aquellos que puedan ser conscientes de en la situación en la que se está metiendo la humanidad y reflexionar sobre ello sí que va dirigida esta película. Y os aseguro que no os decepcionará.

Yo, después de verla, he quedado irremediablemente enamorada de Wall-e.

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