Se nos fue el Maestro

Me van a perdonar los que me leen desde America Latina. Me perdonarán los que me leen desde la península; incluso los de otras islas que no sean Tenerife. Me vais a perdonar hasta los chicharreros a los que no os gusta el Carnaval. No lo vais a entender, pero...

Se ha ido el Maestro.



Nombrar a Enrique González Betancourt es nombrar a uno de los padres del Carnaval tinerfeño. Quizás no el único, pero desde luego sí el más representativo. Porque ha estado ahí al pie del cañon desde que fuera uno de los miembros fundadores de la afilarmónica Los Bigotudos allá por 1951. Porque él y su Ni-Fu Ni-Fá decidieron salir a la calle a pesar del veto franquista a la fiesta, después de cansarse de estar años en la sombra. Porque con sus propias manos fabricó las primeras sardinas que fueran lloradas por miles de viudas.
Porque hasta el último año de su vida, ha estado subido al escenario.

Pero sobre todo, porque cuando todos los que hoy creemos que amamos el Carnaval y lo disfrutamos en las calles no estábamos ni siquiera pensados, Enrique ya estaba disfrazado de payaso...



Que suene bien fuerte el Cubanito, que yo hoy he llorado por ti, aún sin haberte conocido.

Primer trailer de Little Big Planet 2



Si me pongo a pensar en la cantidad de horas que he pasado jugando a Little Big Planet, me pierdo. Es, sin duda alguna, el juego de PS3 al que más tiempo he dedicado.
Y es que no es difícil perderte en el mundo de Sackboy. La apuesta de este juego era arriesgada: un plataformas, con apenas un puñado de niveles. Como protagonista, un muñeco de trapo... pero ¿qué digo? ¡si TODO era de trapo!
Pero lo verdaderamente mágico de Little Big Planet funcionó mucho mejor de lo que me atrevo a decir que sus creadores pensaban. La posibilidad de hacer tus propios niveles y colgarlos en el servidor del juego para que millones de personas puedan jugarlos on line ha hecho de  este juego uno de los mayores éxitos (si no el mayor) de la nueva Playstation, con una premisa muy sencilla: Hazlo tú y como tú quieras.

Pues bien, tras un par de años desde su aparición, ha salido a la luz el primer trailer de la tan rumoreada segunda parte.



Lo mejor de todo es que no sólo promete la posibilidad de crear niveles e incluso juegos enteros; criaturas inteligentes, más posibilidades de interactuación con los jugadores on line, etc; sino que también seguirán ahí los dos millones (que se dice pronto) de niveles creados por los usuarios en la primera parte. ¡Vivan los retales!


Hay ángeles entre nosotros...

Se puede escribir tan sólo esgrimiendo un bolígrafo en el aire sobre un papel.
Se puede escribir tan sólo con la cabeza, o...
Se puede escribir también con el corazón.

Sé que este no es el tipo de entrada que habitualmente hago en este blog; pero para retomarlo, me siento en la necesidad y en la deuda de escribirla. 
Hace poco , bueno, más bien hace pocas entradas, os dije que 2009 había sido el peor año de mi vida.

Pobre ilusa...

Lo que llevo de 2010 no sólo ha sido peor, sino que ha sido un absoluto infierno.
Pero no vengo aquí a llorar, entre otras cosas, porque no voy a llorar más.

Vengo a volver a mi mundo. A volver a ser yo. Y eso no hubiese sido posible sin una serie de personas a las que me apetece mencionar. Porque sin ellas no estaría escribiendo aquí ahora. Empecemos, pues:

Dancing Queen: Aunque se suponía que no eras mi amiga como tal, sino la amiga de la persona con la que estaba, curiosamente hemos descubierto que nuestras personalidades son compatibles al 100%. Y es que, ¿con quién voy a chapurrear yo mis canciones favoritas (y ochenteras, como más nuevas) en inglés? No es que yo sea genial, es que tú y yo, juntas, somos geniales. Tú me preferiste a mí. Por algo será.

Madoka: ¿A quién hay que pegarle? ¿eh, eh? Jajaja. Mi friky favorita. Te echo tanto de menos, que todas las noches viajo un poquito a Sevilla con los ojos cerrados sólo para darte dos besos, un abrazo, o para que me des un coscorrón. Tú eliges. Sea lo que sea, a mí me vale. Sólo te prometo una cosa: la próxima vez será mucho mejor que la última.

Ojitos Azules: Si fuese capaz de explicar la fuerza que me diste durante los primeros días de mi infierno... Si sólo hubiese una palabra para expresarlo, la escribiría en mayúsculas. Has aguantado férreamente todas mis contadicciones, mis idas y venidas, mis sentimientos encontrados. Eres el mejor. ¡Suerte que no nos tenemos a mano! Sólo tengo que decirte una cosa más: TENSIÓN SEXUAL!!!

Espejito espejito: Hace años que no te llamaba así.... Aunque yo como persona haya caído hasta límites en los que ya más que tu espejo soy la estela de lo que podría haber sido, tú siempre estás ahí. Sermonéame mil veces, entiende mis sentimientos o no; llámame cabezona, mírame mal, ríete de mis ingenuidades. Pero tómate dos mil cafeses (o cervezas) más conmigo. Porque, ¿sabes qué, señorita Watson? La gente va y viene, pero nosotras nos quedamos.

Golfa!: ¿Creías que no ibas a aparecer? ¡Pero si eres el descubrimiento de la temporada! Mira, florecilla, si todo lo que me ha pasado tenía que pasar para que tú y yo nos conociésemos más... Yo no me arrepiento.  ¡Me encantas! Eres la única persona capaz de entender todos y cada uno de mis estados de ánimo. ¡Por nuestras búsquedas del sol en días nublados! (y porque sean mil más). Y no te olvides: tú siempre consigues que me ría (y a veces, solamente con ESE gesto tuyo...). ¡Te quiero!

Místika: Me quedo sin palabras. Desde que ocurrió todo lo que hizo que mi vida se pusiese patas arriba, has estado pendiente (aún más) de mí tan sutilmente, que creo que crees que no me he dado cuenta. Pero, ¿sabes? lo he hecho. Porque desde los vídeos de José Mota, hasta la ruta para llevar el Anillo a Mordor; desde los momentos "te cuido la granja", hasta los "vente a mi casa"; desde "te pinto las uñas", hasta "toma, un perapiña", todos esos detalles me han llegado de tal manera que sólo puedo decir que eres grande, pequeña. No sé por qué me elegiste a mí, pero gracias. Y ya sabes: la próxima vez, el comentario te lo ahorras, que los habemos que tenemos vida fuera de la facultad.

Hay etapas en la vida en las que las personas tenemos que empezar desde lo más profundo, porque cuando se cae hasta abajo, lo único que se puede hacer es subir. Pero yo no empiezo desde cero, soy afortunada...

Porque tengo a mis ángeles.

(Os adoro, aunque no se os vean las alas)