¡A jugar fuera!



"Hace un día precioso.Quiero que salgas a la calle a jugar"

El chiste es muy bueno, pero esta viñeta cómica podría expresar la realidad de miles y miles de niños y adolescentes de hoy en día. Sólo hay que hacer una comparativa entre el día de Reyes de cualquier año de la década pasada y el mismo día de cualquier año de estos últimos.
Antes, esa mañana era una fiesta en la calle, y no del botellón precisamente, sino de los niños. Todos los pequeños del vecindario salían a la calle a jugar con sus juguetes nuevos: bicicletas, coches teledirigidos, cometas, balones de fútbol... cualquier cosa. Y todas eran para compartir.

Pero ahora la realidad ha cambiado. Sales a la calle la mañana del 6 de enero y te encuentras con que no hay niños... todo está desierto.
Pero si miras por las ventanas de las casas (un poco indiscretamente) verás que los que antaño se reunían para enseñarse sus juguetes, ahora están congregados frente al televisor del salón, con un mando en la mano y la mirada fija en la pantalla. Sin saber lo que hay fuera, sin compartir con nadie.
Y cuando les dices: "Vamos a visitar a la tía Flora (introduce aquí, lector, el nombre de tu tía favorita) para darle sus regalos", los niños contestan con una sonora llorada, que sólo puedes silenciar diciéndoles "Llévate la consola portátil".

Y mientras la pobre tía Flora (vuelve a introducir aquí, lector, el nombre de tu tía favorita) le enseña con toda la ilusión del mundo los regalos al niño; él no le hace ni caso, porque está a dos centímetros de meterse dentro de la pequeña pantalla de la consola.

Yo también fui una niña jugona. Me encantan las consolas y aún hoy juego una partida o dos cuando mis ocupaciones me lo permiten. Pero nada me hacía disfrutar más que salir a la calle a llenarme las manos y la ropa de tierra con mis primos y los niños de por allí.

Ojalá los niños vuelvan a serlo algún día...

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