
El niño salió corriendo por lo que tuve que parar el coche y esperar a que el padre, que me miró sonriente como si yo no estuviese subida en una máquina de varios miles de kilos, fuese lentamente a por él y siguiese jugando tranquilamente en el mismo lugar.
Ante tal aberración, no pude más que bajar mi ventanilla y decir educadamente:
"Perdona, pero aquí entran y salen muchos coches y no es seguro que el niño corra por el callejón".
En lugar de entenderlo como un buen consejo y aceptar su error, el padre "ejemplar" del pequeño niño rubio se acercó a mi ventanilla para insultarme, motivo por el cual tuve que subir la ventanilla y hacer oídos sordos y ojos ciegos (xD) a lo que podía pasarle a su hijo.
Mientras me alejaba poco a poco viéndo cerrarse la puerta, otro coche entró, y tuvo que frenar en seco para no atropellar a la criatura de padre tan impresentable como imprudente.
Sólo tengo 24 años, pero estas cosas cuando yo era pequeña... no pasaban.
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