Milá, yo te admiraba

Hace unas semanas, me enteré de que la estrepitosa fusión entre Cuatro y Telecinco empezaba a hacer de las suyas, y que se iba a unir a Fama y Gran Hermano en un intento desesperado por levantar la audiencia del programa de danza (cada vez más reality, cada ves menos de baile).
Esto prometía momentos memorables, de esos que a mí me gsutan, en los que puedo meterme con Telecirco a placer; así que le he ido siguiendo la pista.

Pero tengo que confesar que no me esperaba esto:


Lo de Mercedes Milá es ya para hacérselo mirar. Y yo que creía que había hecho el mayor ridículo de su carrera en aquella especie de plagio barato de Crónicas Marcianas llamado La Tribu (que, gracias a Sephiroth, sólo duró un programa). Pues no.

¿Es que estás chocheando, Mercedes? ¿O es que ibas borracha?

No consigo explicarme cómo una de las mejores periodistas de este país ha involucionado en... esto. Y luego me preguntan que por qué no quiero trabajar en la tele.

Milá, tú antes molabas.

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